19 de julio de 2008

NACIDA EN CHINA, EDUCADA EN CANADA Y RESIDENTE EN ESPAÑA







Cervelo R3 SL, así se conoce al cuadro más ligero de la marca canadiense que desde hace pocos años tiene presencia en la mercado de la bici de carretera.
Es el equipo CSC el que le ha dado la publicidad necesaria para que nos hayamos fijado en este cuadro fabricado en China bajo especificaciones de un grupo de ingenieros canadienses. El exito les ha sonreido, ya que sus cuadros son actualmente los más deseados del mercado.

Hace 3 meses que monto en el, despues de dejar el hiperigido BH Global Concept y lo cierto es que todo son puntos positivos. Extremadamente cómodo debido a sus tirantes tan delgados que unido a una vainas y caja de pedalier sobredimensionada la hacen a su vez muy rigida. Esta combinación de comodidad y rigidez es dificil encontrar en un cuadro de competición.
Su peso ronda los 880 grs. en talla M con unido a la horquilla 3T, grupo Campy Record, FSA, Cero Gravity, Hed, Tufo, Look Keo, SRL..etc, hacen que el conjunto con 6.635 grs quede por debajo del peso permitido por la UCI para sus competiciones.
Por ahora todo es comodidad, rapidez de reacciones, rigidez y estabilidad del conjunto. Creo que he ganado en el cambio y espero hacer muchos kilometros encima de ella, la blanquita me gusta.
Fotos del pasado Viernes en Grazalema y Pto. de la Palomas.

13 de julio de 2008

YA HAN PASADO 4 AÑOS



Hace justamente 4 años que decidimos ir por esa zona de Austria a pedalear un rato y aún hoy nos acordamos gratamente de lo que allí paso. Para mi personalmente fué un punto de inflexión en el modo de ver la bici de montaña.
Como recuerdo paso una cronica que en su dia escribió Genci y que detalla las batalla vividas en Bad Goisern.

SALZKAMMERGUT TROPHY 04: BARRO Y TIRITONAS EN CENTRO EUROPA

Los últimos de la fila

Los 101,5 kms, o mejor dicho los 3.648 metros que nos esperaban, comenzaron a las diez en punto, con nosotros cuatro a la cola de los 798 bikers de la Trophy. Ajustes de última hora del disco trasero de Isaac fueron los culpables de que en los primeros kilómetros nos amenaza ra el coche escoba con su presencia. Tras unos metros por el pueblo y otros cuantos por asfalto, en ascensión, llegó el primer contacto con la tierra austriaca con repechos que comenzaban a dar una idea de como sería el asunto a lo largo de la prueba. Mucha gente andando en estas primeras rampas, y el primero de los 203 que nos adelanta iniciando su segundo bucle de 100. Algo más atrás le persiguen otros dos que tampoco van al ralentí, y nosotros preguntándonos qué c... come aquí el personal para rodar de esa manera después del madrugón y cinco horas largas de bici. Afortunadamente el tiempo nos iba respetando, e incluso daba la impresión de ir sobreabrigado tras el sofocón de la primera subida, además de observar como muchos eran los que iban de corto, e incluso, los más suicidas, con taleguero. Un par de horas después la tortilla cambió y muchos eran los que suspiraban por unas perneras, o un maillot largo, que aliviara la traicionera rasca que acechó a la Trophy en su tramo central.

¡Españoles!

Los primeros kilómetros siguieron así: pistas de gravilla entre densas masas de bosques, dejando a un lado variantes senderistas que tiraban de nosotros como el monte de la cabra. La organización nos escuchó al llegar a un interesante y pendiente ascenso en sendero, sobre el km 20, donde fue reconocida nuestra procedencia no por nuestro dorsal, sino por una popular expresión que solté y que una inglesa reconoció al vuelo: al “me c... en los m.....” tras una corta pérdida de tracción, fui respondido con “españoles”. No hay que olvidar que hasta el momento, y durante el resto de la prueba, toda Europa iba callada y concentrada, como si de una norma se tratara, lo que no era nuestro caso, y mucho menos el de Rogelio que amenazaba con darnos un día similar al de Cortes, aparte de echar de menos una mochila para ir recogiendo toda la fortuna que iban perdiendo los que nos precedían: esos son los privilegios de ir en la retaguardia. En este sendero adelantamos a la que sería nuestra compañera de fatigas durante el resto de la Trophy, hasta la V, una alemana que debía ser la más dura de su pueblo, cuyo nombre y dorsal ninguno recordamos. Este tramo siguió dándonos alegrías, enlazando con otro sendero que continuaba por los túneles, iluminados con guirnaldas de bombillas, para desembocar en la emboscada del Ewige Wand.

El Muro de Barro

El Ewige Wand, o El Muro, era uno de los descensos estrella de la Trophy. Y digo era, porque con las lluvias caidas la verticalidad lo convertía en una auténtica pista de patinaje por barro. Me parece que ninguno salió de allí sin probar el barro de la región. No pudimos lucir nuestra depurada técnica en un terreno diametralmente opuesto a los campos de batallas habituales de nuestras salidas. Tan sólo se podían realizar los primeros metros, a partir de ahí andando por diez centímetros de barro hasta un punto que discurría paralelo pero por hierba. Una lástima, porque en seco debía ser un descenso interesante donde el pabellón español podría haber quedado muy alto.

Lluvia y tirones

Tras el primer paso por meta, el tiempo, nublado pero correcto, comenzó a empeorar y llegó la lluvia, el descenso de la temperatura, y los tirones, que no hacia adelante, de Isaac en su pierna izquierda. La larga subida que teníamos por delante. -unos 8 kms- que nos llevaba hasta más de 1.000 metros de altitud, empeoró la situación e Isaac empezó a acusar esta repentina lesión, teniendo que parar en más de una ocasión para estirar. Aquí comenzó la pérdida de tiempo y el retraso de nuestra participación europea. También en esta subida conocimos a Juan Gomez, el español de G Munde. El ascenso finalizó con un bajada vertical, a saco. Dos opciones: por el pisado barro, la elegida por Isaac, o por la hierba, que dado el porcentaje, se convirtió en puro patinaje, y si no que se lo pregunten a Diego. Este era otro de los tramos de interés de la Trophy Desde unos kilómetros antes la horquilla se bloqueó de forma automática, gracias al barro, al agua y unos retenes que ya no están como hace cuatro años, y así funcionó el resto de la Trophy, retrocediendo varios años en la evolución del mtb, una experiencia olvidada desde la época de la Orbea Sherpa. Así que llovizneando, con barro hasta las orejas e hipotérmicos perdidos llegamos al punto medio del recorrido. El panorama allí invitaba a retirarse, muchos lo hacían, e incluso Rogelio planteó seriamente la posibilidad. El resto nó, pero después del Hydro Plus calentito, unos cuantos dulces, platanos, y no recuerdo que más, el spanish team siguió adelante con más frío que ganas. En este avituallamiento tuvimos una breve charla con la alemana apodada ‘la mandrila’ , que poco le faltó para enseñarnos las bragas con la bandera de España. Llegó el Rettenbach Trail Tras un primer tramo de descenso por pista, donde no paramos de dar pedales, y no precisamente para ganar tiempo, llegó la subida del Rettembach, desde mi punto de vista la mejor teniendo en cuenta el entorno, que, aunque parezca mentira, superaba al resto. Aquí tuvimos un nuevo encuentro con la rubia, incluso Isaac llegó a convertise en compañero de fatigas de la germana. Creo que el frío además de las manos, anestesiaba los músculos.En un punto me prometí que a la siguiente me meaba en las manos, al menos para sentir que las tenía. Este ascenso era largo y el grupo se rompió en cuatro dorsales. En mi caso, llegué a la altura de un holandés, y estuvimos unos centenares de metros cambiando impresiones, sobre todo de como entrenaba alguien en un país llano para una prueba escaladora como ésta. La subida finalizaba en un nuevo avituallamiento, de ida y vuelta, donde nos reagrupamos. El panorama metereológico había mejorado sensiblemente, aunque la misteriosa dolencia de Isaac iba a peor. Para sorpresa de todos, incluso para él mismo, Diego iba como nunca; la muñeca sin problemas, y los calambres, pese a un amago, olvidados. Al final, el puesto de aguador quedó para quien lo propuso El Rettembach seguía, ofreciendo su mejor tramo: un largo sendero entre bosque con alguna que otra zona técnica, y rápido en muchas zonas. A pesar de la rigidez total en ambas ruedas de la Klein, la Epic no llegó a escaparse, y el final del sendero coincidió con la aparición del sol, un regalo inesperado y celebrado. En ese momento comprendí a los lagartos y demás reptiles.

La emboscada final

Seguimos felices los cuatro, sin intuir el muro que se acercaba hacia el kilómetro 72: Perneck. Yo ya algo sabía después de leer uno de los comentarios de un corredor que había probado el recorrido en Mayo. Además, mantuve una corta conversación con otro de los 203 que nos adelantó, que confirmaba que lo peor estaba a unos metros. Y así fue. La pista fue dejando las casas y se internaba en el bosque a lo bestia, en plan vertical. Todos subían andando. Isaac y yo, unos pocos metros tan sólo, y Rogelio realizó el primer tramo montado, aunque este sobreesfuerzo lo pagó unos minutos después, en otra muralla antes de finalizar la subida. Es el tipo de subida que exprime las piernas, y más a esas alturas, por despacio que se haya ido en los kms anteriores. Tras Perneck, continuaba la ascensión durante 10 kms más, pero sin el desnivel anterior, por suerte. Nuevamente Isaac tenía que parar para estirar y hacia al final comencé a encontrarme incómodo subiendo, sin la gasolina y la alegría de minutos antes. Quizás los pequeños esfuerzos individuales a lo largo de la ruta, y el hecho de no haber calculado bien la cantidad de calorías que me hacían falta para un día como el 10 de julio del 2004, influyeron en este corto bajón que afortunadamente ocurrió al final. De los 3.648 metros de ascensión, 3.600 acabaron en Hütteneckalm, donde la organización -en medio del campo y a 1.200 metros de altitud- había colocado una nueva zona de speaker animando a todos los que por allí pasábamos, con unas ganas locas de comenzar el largo descenso a meta. Estos kilómetros eran en su mayoría por pista, hasta enlazar de nuevo con la Muralla de Barro. Más de lo mismo. El final, en Bad Goisern, 9:36 después de salir, aunque una hora menos de pedaleo real, entrando los cuatro juntos en meta. Algo que ni yo mismo me creía. Y es que curiosamente, y es una teoría personal y casual, se dio una situación de equilibrio entre los dos extremos del grupo: Isaac se lesionó, con lo que ya no podía meter rueda ni a las ranas, y Diego no fue víctima de cualquiera de los múltiples achaques que pendían sobre él, y que en otras ocasiones le han fulminado en rutas muy inferiores. Además, el descanso forzoso previo le sentó bien.

Resumiendo

No creo que la Trophy me decepcionara. Después de comprobar el perfil y los datos que ofrecía, ya imaginaba el tipo de terreno que íbamos a encontrar. Al menos hay que reconocer que a pesar de tanta pista, apenas hay llano, y es un recorrido básicamente para escaladores. Tiene algunos bombones escondidos, pero ninguno de ellos impracticable, en seco claro. Lo que ha quedado patente es que estos chicos/as están acostumbrados a acumular desnivel en sus salidas, y no saben lo que es una Vía Verde. Y no me refiero a los que nos pasaban en los llanos y falsos llanos que existían, sino a los 400 que iban por delante. Hay que recordar que salimos completamente retrasados y no creo que en ningún momento nos coláramos en puestos muy adelantados. Así que no pudimos comprobar el nivel de los 250 primeros. Algo que tampoco me importa mucho porque tenía claro que ritmo quería llevar. Es cierto que, técnicamente, había mucho ‘maleta’ suelto, pero una vez más, eran corredores de la cola.

1 de julio de 2008

SE VAN,SE FUERON...¿QUE VENDRÁ?


Un año, es es el tiempo que han durado las Orbeas en manos de los Lebrijanos (el de nacimiento y el adoptado).

El cachoplastico, como alguien la bautizó nada mas llegar no ha conseguido quedarse demasiado tiempo entre las piernas de sus dueños. Quizás no ha cubierto las expectativas iniciales, allá por el mes de Junio del 2007, cuando ambas volaban sobre los senderos pirenaicos y se desenvolvian como pez en el agua. Por aquel entonces, todo eran elogios.

El paso del tiempo, el desgaste y el uso han acabado tirando por tierra todas estas buenas criticas que al comienzo tuvieron. Demasido mantenimieto, ruidos constantes en los rodamiento y casquillos y el cansancio que esto produjo hicieron que una de ellas volara hace un par de semanas con su nuevo dueño, en Polonia. La otra es esperada en Cataluña por alguien que le dará una nueva vida.

Una más a mi lista de dobles probadas y descartadas, pero como la mente del ser humano es inquieta, tanto Nathan como yo ya pensamos en cual será la siguiente.